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ARABIA SAUDÍ VS IRÁN: YEMEN

  • El Galeón
  • 20 jul 2016
  • 4 Min. de lectura

Corre el año 1990, Yemen. Los dos estados yemeníes (República Árabe de Yemen o Yemen del Norte y República Democrática Popular de Yemen o Yemen del Sur) se fusionan en uno sólo, la República de Yemen. Esta nueva república es dirigida por el presidente Saleh, tras ganar las elecciones en 1993. Estas elecciones fueron acusadas de fraude por el entonces vicepresidente y hombre fuerte de Yemen del Sur Ali Salem al-Baid, con su consecuente amenaza de secesión del Sur. Hubo entonces una breve guerra civil entre Mayo y Julio de 1994, con la final victoria de las fuerzas de Saleh. En 1999 Saleh sale reelegido con el 96% de los votos y, finalmente, en 2001 se le otorgan poderes especiales mediante referéndum.

En 2004 comienza una de las primeras revueltas houthies, donde el líder Badr al Din al Huti reclamaba la mayor autonomía para Sadá (ciudad mas al Norte de Yemen). El movimiento Huti debe su nombre al líder anteriormente citado y a que es la familia Huti quien siempre dirige dicho movimiento. En este mismo año se acusan a las fuerzas gubernamentales de asesinar a Badr al Din al Huti. A partir de este punto las revueltas e insurrecciones no harán mas que aumentar.

Los houthies son chiitas zaidíes, que es la rama del islam chií mas cercana al islam sunní. Estos chiitas zaidíes gobernaron durante 1000 años Yemen del Norte (hasta 1962), y su objetivo es restaurar el imamato anteriormente citado.

En 2010 se firma un alto al fuego entre el gobierno y los houthies. Pero en 2011 se reavivan las protestas houthies contra Saleh por tomar medidas contra la población chií, que representa en torno al 40/45% de Yemen (el resto es predominantemente sunní). En estas protestas los houthies toman la ciudad de Sadá y de Amram frente a grupos tribales y a militantes de Islah, principal partido islamista del país.

En 2012 el presidente Saleh abdica ante la intensificación de las protestas y por la presión internacional debido a la muerte de 50 personas en protestas contra las condiciones económicas y el desempleo. Cede la presidencia a favor de Mansour Hadi Abdrabbuh, quien fue vicepresidente del país entre 1994 y 2012.

En 2014 el presidente Hadi anuncia en la Conferencia de Diálogo Nacional que Yemen se convertirá en una federación con 6 regiones. Esto los houthies lo rechazaron. En Septiembre de 2014 el gobierno de Yemen renuncia a su cargo, provocando un vacío de poder que aprovecharon los houthies para tomar Saná (capital del país), Taíz (3a ciudad mas importante del país) y Adén (capital comercial de Yemen). Los houthies toman el control parcial de 9 de las 22 provincias de Yemen.

Mientras tanto, Asnar Al-Sharia (Al Qaeda yemení) aproveche el conflicto entre chiitas del norte, separatistas del sur y sunníes pro-Hadi para tomar el control de algunas plazas.

Ante el avance houthi, el presidente yemení Hadi pide la ayuda de Arabia Saudí, quien apoyaba a Hadi por tener así un aliado sunní en Yemen. Arabia Saudí entrará en el conflicto a la cabeza de una coalición árabe (Arabia Saudí, Bahrein, Emiratos Árabes Unidos...) para intentar derrotar a los chiitas en pro de los sunnitas. Los houthies por su parte son apoyados por Irán, motivo de más para Arabia Saudí para entras en el conlicto. Irán ha financiado a los houthies, enviado armamento y dispone de unidades navales por la zona.

Arabia Saudí hasta hace poco seguía una política de no intromisión en asuntos externos, pero tras la llegada al poder del rey Salman bin Abdulaziz y de su primogénito y heredero Mohammed bin Salman, quien es ministro de Defensa, el reino saudí ha experimentado un cambio drástico en su política exterior: en Siria ha aumentado de forma significativa el apoyo a los rebeldes “moderados”, respecto a Irán se está gestando una carrera armamentística ante la posibilidad de un arma nuclear iraní, ya que Riad ha declarado que no va a quedarse de brazos cruzados ante los avances iraníes.

En Yemen el joven príncipe saudí apostó por intervenir militarmente en el país vecino ante la llamada de socorro de Hadi. La intervención fue contundente: ataques aéreos (con apoyo logístico estadounidense), bloqueo de puertos y el despliegue de una división blindada, en Adén, perteneciente a los Estados Árabes Unidos (EAU). Tras meses de intervención, la coalición saudí ha logrado sus objetivos con creces y los houthies ya están retrocediendo. Las consecuencias son devastadoras: el 80% de la población yemení depende de la ayuda.

Por otro lado, Arabia Saudí ha establecido una paz con los yihadistas que han establecido su capital en Mukala. Aprovechándose de la no agresión saudí, las filas de Asnar Al-Sharia se han expandido hasta Adén, Azzan, tomando 7 localidades más. La capital de Al Qaeda no sufre las consecuencias de la guerra, mientras el resto de Yemen padece la política de la “guerra total” saudí. En Mukala abren los comercios, la población no sufre cortes de luz y el puerto tiene una gran actividad comercial, a pesar de tener un supuesto bloqueo internacional.

La intervención saudí en Yemen responde al intento de contrarrestar la estrategia de Irán de rodear a Arabia Saudí con aliados iraníes: En Yemen, donde han financiado y están armando a los houthies; en Irak, donde cada vez ganan mayor influencia al resultar decisiva la ayuda de las milicias iraníes para tomar Tikrit, que estaba en manos del ISIS (frente a la tibieza de Arabia Saudí, quien financia y apoya a estos grupos yihadistas); en Siria, donde Hezbolá combate a las milicias sunnitas; en Bahrein, donde se sospecha que las fuerzas Quds de Irán están alentando el descontento de la población chiita.

En conclusión, tenemos un choque de fuerzas entre dos potencias regionales que luchan por mandar en el corral. Como es habitual en Oriente Medio, la mayor fuente de conflictos se da entre fuerzas chiitas y sunníes, con múltiples actores en medio y muchísimas facciones que hacen de cualquier conflicto regional o local una gran oportunidad para cualquier potencia de extender su influencia.

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